Cada día es más común que en la habitación donde dormimos tengamos dispositivos electrónicos como radiodespertadores, móvil, tablet, teléfono inalámbrico e incluso televisor y ordenador.
De hecho muchos de nosotros utilizamos el móvil como despertador, colocado debajo de la almohada.
Los aparatos eléctricos emiten campos electromagnéticos, los cuales a largo plazo tienden a crear síntomas muy dispares, que van desde la fatiga hasta disfunciones en el sistema inmunológico.
Casi todas las funciones del cuerpo humano tienen lugar gracias a movimientos de cargas eléctricas, se producen corrientes eléctricas minúsculas debido a la multitud de reacciones químicas que se producen en el organismo. Por ejemplo, los nervios emiten señales mediante la transmisión de impulsos eléctricos, los músculos funcionan también gracias al movimiento de cargas eléctricas. En la mayoría de las reacciones bioquímicas, desde la digestión a las actividades cerebrales, se produce una reorganización de partículas cargadas. Incluso el corazón presenta actividad eléctrica, que los médicos pueden detectar mediante los electrocardiogramas.
Es por esto, que cuando nos encontramos sobreexpuestos a radiaciones tanto artificiales como naturales, éstas interfieren en nuestros ritmos biológicos, afectando a nuestra salud, sobre todo, si están cerca mientras dormimos todas las noches. (Según expertos de la Fundación para la Salud Geoambiental FSG).
Los síntomas varían mucho según las personas, pero es habitual irritabilidad, que tendamos a no dormir bien o que nos cueste conciliar el sueño porque se altera el ciclo de producción de la hormona melatonina que regula el sueño. Además esta hormona regula el sistema inmunitario (la producción de defensas) y hormonal (Dr. J.L.Bardasano, U. Alcalá de Henares).
Se están investigando también los posibles daños en el ADN que transporta la información genética de las células (Informe REFLEX, participado por más de 12 países europeos y financiado por la UE con más de 3 millones de euros)
Todos estamos expuestos a una combinación de campos eléctricos y magnéticos débiles, desde los que producen generación y transmisión de electricidad, los electrodomésticos y los equipos industriales, a los producidos por las telecomunicaciones y la difusión de radio y televisión.
El organismo dispone de mecanismos complejos que le permiten ajustarse a las influencias del medio en que vivimos, pero no posee mecanismos adecuados para compensar todos los efectos biológicos. Los cambios que fuerzan el sistema durante períodos largos pueden suponer un peligro para la salud.
Sería bueno plantearnos retirar todos estos dispositivos de la habitación durante la noche, para permitir una correcta recuperación y restauración de nuestras funciones vitales durante el sueño, ya que durante el día, a la mayoría de nosotros, no nos queda más remedio que convivir con aparatos eléctricos por nuestros trabajos y por la dinámica de la vida actual.