La osteoporosis es una enfermedad de los huesos que se produce por la pérdida de calcio. Pierden resistencia, se vuelven frágiles y más susceptibles a las fracturas.
Uno de los tratamientos que generalmente se recomienda a las personas con osteoporosis es aumentar el aporte de calcio en la dieta incrementando el consumo de leche y sus derivados (yogures, quesos…)
Un estudio publicado en la prestigiosa revista American Journal of Public Health en 1997 asegura que el consumo de leche no evita la osteoporosis. Es más, una mayoría aplastante de estudios asegura que en los países donde más leche se consume, es donde más osteoporosis se sufre.
Las ventajas de la leche como fuente de calcio
Se pueden mencionar 3 razones por las cuales la leche ha sido exaltada como fuente de calcio:
• La leche contiene cantidades importantes de calcio: aporta 119 mg por cada 100 gr
• El calcio de la leche se presenta en forma de sales de calcio (caseinatos, que es el calcio unido a la proteína caseína y fostatos) lo cual lo hace más absorbible
• La lactosa (el azúcar de la leche) mejora la absorción del calcio
Sin embargo, la comunidad científica, como resultado de investigaciones y observaciones, pone de manifiesto diversas evidencias en contra de estas afirmaciones.
Desventajas de la leche como fuente de calcio
• El calcio en la leche se combina con las proteínas formando moléculas muy grandes dificultando su absorción
• El proceso de pasteurización de la leche, vuelve insoluble la mayor parte del calcio y no se puede asimilar
• Expertos como el Dr. Signalet, el Profesor Felipe Hernández, el Dr. Pérez Calvo Soler, Profesor de la Universidad Ramón Llull de Barcelona o William Ellis, ex-presidente de la Academia Americana de Osteopatía Aplicada, entre otros y otras, observan el siguiente inconveniente en la asimilación del calcio de la leche:
Aunque la leche contenga mucho calcio, contiene también abundantes proteínas lácteas que producen una acidez general en la sangre que el organismo solo puede neutralizar “robando” calcio a los huesos.
Obviamente, si el organismo neutraliza la acidosis de la sangre con el calcio de los huesos, no tiene mucho sentido tomar leche con la finalidad de obtener calcio eficiente.
Por otra parte, los estudios más rigurosos nos dicen que el consumo de leche no mejora la osteoporosis, es decir, que su calcio no nos enriquece, pero tampoco señalan a la leche como culpable exclusivo del aumento de osteoporosis, sino a un conjunto de hábitos alimenticios perjudiciales que se siguen en los países donde más se sufre esta enfermedad. En definitiva, con respecto al asunto del calcio estas investigaciones concluyen que el calcio de la leche no es demasiado eficiente y su consumo abundante no combate la osteoporosis, pero tampoco se ha demostrado que sea causante directo de una falta de calcio en los huesos
• La absorción del calcio depende de la presencia en mayor o menor grado de otros minerales como el fósforo o magnesio. La desproporción de estos minerales en la leche hace que su asimilación no sea eficaz. El calcio se asimila mejor cuando la proporción calcio/fosforo en el alimento es 2:1; la leche y sus derivados tienen un contenido de fosforo alto en relación con el calcio
• La lactosa de la leche, en las personas intolerantes a este azúcar, genera irritación intestinal y disminuye la absorción de muchos nutrientes incluido el calcio
Estudios de poblaciones que muestran la relación ingesta de leche y derivados y osteoporosis
• En áreas del mundo donde no se consume leche, las enfermedades asociadas con la falta de calcio son casi inexistentes. La osteoporosis y aterosclerosis son muy raras en culturas donde el consumo de leche es limitado.
Por ejemplo, los Bantúes una etnia sudafricana, con dieta pobre en proteínas y una ingesta de calcio discreta (un tercio de lo que consume el norteamericano promedio) no presenta casi osteoporosis, a pesar de que las mujeres son multíparas y amamantan a los niños durante varios años. Cuando estas mujeres migran a Estados Unidos y adoptan la dieta norteamericana desarrollan osteoporosis, aunque no tanto como las mujeres caucásicas o asiáticas.
• Los esquimales llevan una dieta rica en proteína y calcio (2500 mg al día) y sin embargo presentan uno de los niveles más altos de osteoporosis en el mundo. Lo mismo que los norteamericanos, que con una de las ingestas más elevadas de calcio (600/900 mg/día) presentan una tasa muy alta de osteoporosis (Somersall 2001)
• En un estudio de 78.000 mujeres hecho durante un periodo de 12 años, la leche no redujo el riesgo de fracturas. De hecho, las mujeres que tomaban leche tres veces al día tuvieron más fracturas que las que rara vez lo hacían.
• Los chinos, cuando introducen la leche en su dieta se genera un aumento en la incidencia de osteoporosis, a pesar de la ingesta mayor en calcio
La causa de la descalcificación en estas poblaciones se atribuye a la eliminación de calcio por parte del hueso debido a la acidez que producen las proteínas de la leche (Drs Hsiu y Fun, U. de Taipei y Los Ángeles)
Concluyen que la dieta moderna aporta calcio en abundancia pero genera una mala absorción y una pérdida del mismo.
Otras razones por las que la leche de vaca no es recomendable
El Dr. John F. Unruh (Neurological Rehabilitation International Consultants) cita una serie de inconvenientes para la salud que resultan del consumo de leche y derivados, entre los que podemos citar:
• La caseína, proteína abundante en la leche no es fácil de digerir y en consecuencia se acumulan mucosidades en el intestino y otras partes del cuerpo, que además de impedir la absorción del calcio y otros muchos nutrientes, causan distintas enfermedades alérgicas o respiratorias (inflamación de garganta, cavidades nasales y senos paranasales). Con el paso de los años, la renina gástrica (la enzima encargada de descomponer esta proteína) pierde su eficacia, generándose muchas intolerancias a la leche por esta causa. La caseína que no ha sido completamente hidrolizada, pasa al torrente sanguíneo favoreciendo, enfermedades como artritis reumatoide, problemas circulatorios, asma…
• Contiene antibióticos que se inyectan a las vacas para prevenir la infección en las ubres y evitar que cesen la producción de leche. Estas cantidades de antibióticos contribuye a que las bacterias se hagan resistentes, haciendo que combatirlas sea más difícil cuando hay que tratar infecciones
• Contienen cantidades excesivas de hormonas femeninas. El 80% de las vacas están embarazadas mientras producen leche, lo cual eleva el nivel de estas hormonas. Además se les inyecta hormonas sintéticas para que produzcan mayor cantidad de leche.
Los elevados niveles de hormonas femeninas en los alimentos han sido vinculados con problemas de salud en el mundo entero y se asocian también con una pubertad precoz.
• La lactosa genera en muchas personas reacciones de intolerancia. El azúcar de la leche (lactosa) es muy difícil de digerir ya que cuando una persona llega a la edad de los dos años, los intestinos elaboran menos lactasa, una enzima necesaria para absorber y digerir la lactosa, ya que el organismo no está diseñado para la ingestión de leche materna durante el crecimiento (somos los únicos mamíferos que consumimos leche después de la lactancia materna).
Es frecuente que la lactosa, que no se puede digerir, fermente en el intestino causando hinchazón, gases y otras dificultades y como comentamos antes, problemas de absorción
• La leche animal contiene una combinación de minerales necesarios para ayudar a madurar el sistema digestivo de sus crías, muy diferente a la de nuestro sistema digestivo. Esas sustancias van a perturbar la digestión y afectar la absorción de los nutrientes de nuestras dietas.
• La leche ocupa un lugar alto en la lista de productos causantes de alergias, con síntomas cutáneos como dermatitis, digestivos, respiratorios o asociaciones de éstos. En ocasiones los síntomas son leves y no relacionados aparentemente con el alimento (retención de líquidos, picores en la piel…)
Según Olga Cuevas, Dra. en Bioquímica especializada en Nutrición y Salud, la mayor parte de las veces, son las proteínas de la leche las causantes de las alergias. Señala que de entre todas las proteínas de la leche, la caseína y la gammaglobulina bovina son las más alergénicas.
www.aepnaa.org
• Personas de descendencia Asiática, Africana, Hispana o del Sur de Europa son especialmente vulnerables a los problemas asociados con el consumo de leche. Esto explica el por qué la mayoría de los países del mundo no toman leche.
• La leche es una de las sustancias que contienen más dioxinas. Durante el verano de 1999 la industria de la leche de Bruselas cerró durante 1 mes debido a que la leche contenía 100 veces más los niveles recomendados de dioxinas-OMS/Las dioxinas y sus efectos sobre la salud humana
www.who.int
• Contiene sangre animal
• También contiene pus. Las reglas del Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos y la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) estipulan que la leche es anormal y no se debe de ingerir si contiene más de 200.000 células blancas por mililitro. En el 2001, se examinó la leche producida en 48 estados para determinar si cumplían con las normas de la FDA. Cada estado resultó sobrepasar los límites permitidos.
Conclusión:
Es importante empezarnos a plantear una dieta libre de lácteos
En la mayor parte del mundo no se toma leche y obtienen calcio satisfactoriamente de otros alimentos. Lo dice Harvard, la leche no es la única fuente de calcio. Almendras, amaranto, fríjol pinto y negro, brócoli, repollo, garbanzo, coliflor, berza, flor dientes de león, higos, avellanas, col verde, escarolas, puerro, melaza, aceitunas, cacahuates, perejil, pistachos, uva pasas, ajonjolí, frijol de soya, tofu, semillas de girasol, berros… estos son tan sólo algunos de los alimentos que contienen cantidades considerables de calcio que nuestro organismo puede absorber y que podemos disfrutar.
Por otra parte es razonable suponer que tanto el desarrollo de una enfermedad como el hecho de disfrutar de buena salud no se puede atribuir a un solo alimento, sino a una serie de costumbres alimenticias que hacen que la balanza se decante hacia la salud o la enfermedad. Por tanto un consumo muy moderado de este alimento no parece tener demasiados inconvenientes en aquellas personas con un sistema digestivo saludable y que no hayan mostrado ningún tipo de intolerancia. Una pequeña cantidad de leche, tomar un yogur o saborear un buen queso es un placer al gusto, y si mantenemos una dieta equilibrada y un estilo de vida saludable, no tiene por qué suponer ningún trastorno para la salud. Eso sí, procurando que se trate de leche procedente de ganadería ecológica (obenida de animales criados al aire libre, sin hormonas ni antibióticos).
Las personas con enfermedades, con un organismo intoxicado, con desequilibrio ácido-alcalino, problemas en la piel, alergias, etc… mejor hacer el esfuerzo de eliminarla de la dieta.
(Será contenido de otro post comentar las fuentes alternativas de calcio y los factores que mejoran su absorción e impiden su excreción.
Otro tema muy interesante que desarrollaremos próximamente está relacionado con el silicio orgánico: Cómo este oligoelemento, tan abundante en la naturaleza y actualmente considerado como mineral esencial, puede ayudar al organismo a formar hueso además de ser imprescindible para la formación y mantenimiento de muchos tejidos del cuerpo).