Vivir más es una gran noticia que todos acogemos con agrado, pero ¿con qué calidad de vida?
Las cifras de esperanza de vida a nivel mundial, muestran que España se encuentra entre los veintinueve países donde se vive más de 80 años aunque existen diferencias entre los hombres, que viven un promedio de 80,1 años y las mujeres que viven 85,5 años, por detrás de las japonesas, que viven 86,8 años y las de Singapur 86,1.
En la lista correspondiente a los hombres, los españoles están en noveno puesto por detrás, entre otros, de suizos, australianos, suecos y japoneses.
El estudio que se publica anualmente en España, confirma que cada año se gana en esperanza de vida porque se va mejorando la salud gracias a las campañas de información, a la educación, a los avances en medicina y a un mayor acceso a los cuidados básicos.
Pero no olvidemos que la salud, además de un derecho también es una responsabilidad.
En nuestra cultura tendemos a delegar la salud en las medicinas. Todos sabemos que las medicinas en algunos casos curan y en otros solo quitan los síntomas, en cualquier caso, pueden causar muchos problemas en el cuerpo, son los llamados “efectos secundarios”, que en la mayoría de las ocasiones tratan de resolverse con otros medicamentos que a su vez pueden generar “ nuevos efectos secundarios”…
Si nos mentalizamos para realizar esos pequeños sacrificios que suponen alimentarnos mejor, hacer ejercicio, cuidar la mente, eliminar hábitos nocivos… estaremos cerrando la puerta a muchas enfermedades. Afortunadamente existen disciplinas sanitarias y parasanitarias, que desarrolladas por buenos profesionales pueden ser de gran ayuda para cambiar y mejorar hábitos cuando no somos capaces por nosotros mismos.
Siendo realistas, los hábitos saludables no nos garantizan la salud, pero sí ayudan a disminuir la posibilidad de ponernos enfermos. Merece la pena intentarlo…